EMERGENCIA NACIONAL & ESTADO OMISO
El
problema no es morirse, ni saber que nos vamos a morir. No hay certeza humana más
absoluta que la muerte. El problema es que esto te mate, en el contexto de un
Estado omiso, cuyas autoridades se comportan de una manera absurda ante la
emergencia nacional.
He dedicado
horas y más horas de esta cuarentena, a intentar buscar un Estado en el mundo, cuyas
autoridades se hayan comportado de manera similar ante una emergencia nacional.
Repasé datos, leí, metí horas de videollamada con gente que anda lejos, le
seguí el rastro a las acciones e intercambié correos con personas. Pensé luego,
y he concluido que definitivamente no hay modo, que algo en otro lugar del
mundo – cercano o lejano- se asemeje a lo que estamos viviendo en este
país. Si se construyera el top ten de
Estados omisos, Uruguay por lejos lidera el ranking.
Sucede que
cuando un Estado no está a la altura de estilo que requiere una emergencia
nacional, se derivan innumerables consecuencias que con cierta lógica se van
concatenando y allanan el camino para que esto te mate o en el mejor de los
casos sobrevivas con las secuelas propias de una vida que en poco y nada vale
para el sistema.
Y necesariamente
ya llegó el tiempo de poder evaluar, porque ante una declaración de emergencia
nacional, no es necesario aguardar un quinquenio o una década para pronunciarse
enfáticamente sobre lo que se hace bien o lo que se hace mal. De hecho, los planes
tienen un plazo para el inicio que es urgente y no puede superar más que un par
de días y otro para su ejecución, porque no existe emergencias eternas.
Nuestro Estado Uruguayo,
reconoce que existe una emergencia nacional, pero desde entonces no diseña ni
aplica un plan para afrontarla, esto significa que no definió políticas,
organización ni métodos para ese plan. Tampoco diseña ni aplica un plan de
contingencia -como componente del anterior y por lo tanto no define procedimientos
específicos para la pronta respuesta. Si bien, la puesta en marcha de todo plan
de emergencia y de contingencia no admite la más mínima demora, lo cierto es,
que el Estado Uruguayo solo hace la plancha en un mar de muerte, daño, terror y
desesperación. El Estado no convocó a las personas que tienen destacado
conocimiento en la temática para que brinden su saber y permitan delinear estratégicamente
la salida a la emergencia. Y si bien crea un Comité, lo cierto es que tan poco
importa la emergencia, que el mismo no está operativo. Y cuando digo operativo,
no me estoy refiriendo a una reunión de horario de oficina en la tarde, llena
de solemnidad, paredes suntuosas y te, Los Comités que afrontan emergencias
están con los pies en el barrio y en el barro. Todo lo demás, cantarola lujosa
y vulgar.
Cuando pasaron
las horas y luego los días y no se avizoraba ninguna acción estatal coherente con
la declaración de emergencia, solía preguntarme si esta gente duerme bien. Era
una duda que me acompañaba. Quiero decir, si los pasados gobernantes del Frente
Amplio y los actuales del Partido Nacional con responsabilidades directas sobre
la declaración de la emergencia nacional, pueden conciliar el sueño. Dos por
tres, creo que deben sufrir culpa, insomnio o al menos una profunda vergüenza ante
tanto discurso y pose, que luego se diluye en la nada misma. Me pregunto si
continuarán sus vidas con normalidad, si quizá al saber de las muertes, de la
ausencia de prevención o de protección, razonarán que su descarada omisión tiene
una conexión causal con la realidad. En definitiva, eso no lo sabré.
El gobierno que
tuvo el mando hasta el 1 de marzo próximo pasado, no ignoraba lo que
significaba declarar una emergencia. A lo largo de quince años afrontó muchas y
de diversa naturaleza, por lo tanto, le constaba que en las emergencias
nacionales no hay espacio para simbolismos. Todo es muy real, como real es la
emergencia y la gente que la sufre.
No habían transcurrido
24 horas de declarada la emergencia nacional cuando escribí EMERGENCIA NACIONAL: hay declaración falta plan, con el optimismo
de estar viviendo algo que parecía un quiebre histórico, aunque reconocía también
que en cuestiones de estados de emergencia era obvio que la industria ganadera tenía
más experiencia que la ciudadanía en general, porque vivimos en un país en el
que históricamente las vacas han importado más que las mujeres.
Al tiempo de
escribir estas líneas ya han transcurrido 2.016 horas ocupadas a nivel estatal por
dos presidentes de diferentes partidos políticos que no han reparado en
experticia, en diseño de planes de emergencia ni contingencia, en cambios procedimentales
y operativos, ni en el funcionamiento real y efectivo de un Comité que se
encargue de la situación. A los medios de comunicación la emergencia les
intereso durante las primeras 72 horas de ser declarada, digamos que exactamente
proporcional al tiempo que la noticia vende. Ya luego no se ocuparon más. No es
un tema importante.
Y será por esas circunstancias
que nos acompañan como humanidad, que luego llegó otra declaración de emergencia
que fue la agropecuaria. Y ahí sí, que no hay ignorancia, omisión, ni desinterés
político: la Comisión de Emergencias del Ministerio de Ganadería, Agricultura y
Pesca activo más de 8 millones de dólares para atender esa emergencia como se
debe, 5.000 productores familiares menores a 500 hectáreas en condiciones de
acceder a los beneficios, productores de frutas, verduras y miel con emergencia
atendida. Y para acceder al beneficio ni tenes que moverte del campo, porque alcanza con completar un formulario vía web. En fin… el Estado Uruguayo haciendo lo que hay que hacer.
Y luego nos vino
otra declaración de emergencia, esta sanitaria por el COVID19, y nuevamente el
estado toma las medidas de prevención y protección, hace los cambios operativos,
suspende clases, flexibiliza seguros de paro, destina recursos, emite decretos,
fomenta el teletrabajo, hace apps, convoca a personas expertas para que
intervengan y lo demás de esta historia, ya todas las personas lo saben. En
fin… el Estado Uruguayo haciendo lo que hay que hacer.
Entonces, no es
que el Estado Uruguayo no sepa qué hacer cuando hay una declaración de
emergencia nacional. ¡Claro que sabe! Lo cual francamente convierte la omisión en miserable.
Piense por un segundo
en la declaración de emergencia agropecuaria y que la respuesta estatal fuera:
llevarle tres botellones de agua Salus a cada productor y dos kilos de ración.
O imagine que luego de la declaración de emergencia sanitaria, la medida
adoptada se resumiera en: hacer una reunión al más alto nivel entre dos jerarquías
del estado (sería para que se saluden), la compra de 200 tapabocas, el diseño
de dos cursos web para aprender a lavarse las manitos y la difusión de un par
de spots en la tv.
¿Se lo imagina?
¿Qué nivel de indignación colectiva alcanzaría la ciudadanía uruguaya ante tanta irresponsabilidad?
Si esas fueran todas las acciones, no dudo que habría una condena generalizada ante tanto desprecio a la vida humana.
¿Se lo imagina?
¿Qué nivel de indignación colectiva alcanzaría la ciudadanía uruguaya ante tanta irresponsabilidad?
Si esas fueran todas las acciones, no dudo que habría una condena generalizada ante tanto desprecio a la vida humana.
Nada de eso
ocurre como reacción ante la omisión sistemática y contumaz del Estado Uruguayo
luego de declarada la emergencia nacional por violencia hacia las mujeres basada
en género. La vida en sociedad continuó con
la normalidad propia de haber presenciado un acto simbólico. Le siguieron
homenajes al presidente saliente, aplausos al entrante, las boberías institucionales
a las que ya estamos acostumbradas y todo el chirimbolo añadido en torno a los
ocho de marzo, que esta oportunidad implicó el deber patriótico de aplaudir que
se destine 4 millones de dólares para la compra y puesta en operativa de 200
tobilleras electrónicas.
Hoy leo en la
prensa que van a convocar al Consejo Nacional Consultivo porque acaban de darse
cuenta el impacto diferencial que tiene en las mujeres, las medidas adoptadas
en el marco de la emergencia sanitaria. ¡Vaya descubrimiento! Va de suyo que la cuarentena incrementa el riesgo de víctimas de abuso sexual y otras violencias ejercidas en el marco de las relaciones familiares. Y por ello debe ser contemplado, junto a
medidas concretas que permitan tener cierto control institucional sobre ese
factor de riesgo. Que algo tan básico en la temática, demoren una semana en
descubrirlo me llena de vergüenza, de espanto ante tanta ignorancia acumulada e
irresponsabilidad institucional. Pienso yo, que el tiempo que insume recorrer
los medios y trasladarse a una reunión -en la cual ni siquiera hay resolución con
naturaleza imperativa o vinculante, ni representantes estatales con capacidad
de tomar definiciones institucionales-, la autoridad lo debería estar dedicando
a hacer lo que tienen que hacer. Y para eso, no es necesario convocar al CNC.
Estamos cursando
tres emergencias nacionales al mismo tiempo:
la de violencia hacia las mujeres basada en género, la agropecuaria y la
sanitaria. Sin embargo, solo dos ocupan al Estado Uruguayo, solo dos tienen planes de emergencia y contingencia, expertos en primera línea, prensa comunicando, recursos
materiales asignados en dar respuesta. De la primera, juegan el peligroso juego de fingir que no existe. Pero sepan que si existe.
Una vez más,
este Uruguay te obsequia la pose, la ignorancia, la foto, el té de la tarde
para mujercitas, el discurso vacío, la soberbia y el poder político, que se mezclan
en idéntica proporción para hacernos recordar, -por si estabas distraída en
medio de tanta confusión y miedo-, que, si hay algo imperante en la cultura
nacional, es el profundo desprecio hacia las mujeres cuya vida continúa jerarquizándose
a la baja.
Desde la
sociedad civil organizada, desde el movimiento de mujeres y los feminismos, habrá
que continuar ejerciendo nuestro derecho de control social sobre todos los
poderes del Estado y activar la responsabilidad estatal por omisión y la
funcional de todas las personas que debieron ayer y deben hoy, ocuparse de una
emergencia nacional declarada, pero siguen mirando para el costado.
cuántas están respirando
en soledad el horror de su casa
cuántas son las
que pariendo son atadas, insultadas y tajeadas
cuántas se aterraron
antes de ver la determinación de sus femicidas
cuántas niñas saben que hoy en la noche de su dormitorio y de su vida, las
va a visitar el padre
cuántas son las
personas profesionales que mantienen total y absoluta ignorancia sobre el tema
cuántas son las
madres que llevan de la mano a su hijo para entregarlo por un par horas al
abusador so pena de ir ellas presas sino cumplen la decisión judicial
cuántas viven teniendo la certeza que su vida no vale nada
cuántas caminan aterrorizadas de regreso a sus hogares
cuántas caminan aterrorizadas de regreso a sus hogares
cuántas estudiantes saben que de no aceptar van a reprobar la materia
cuántos golpes
de piedras habrá soportado en su cuerpo hasta que dejó de respirar
cuántas mujeres
en whiskerías
cuantas las
trabajadoras que por miedo a perder el empleo tienen que aceptar que su cuerpo
sea una mercancía
cuántas gurisas
sufren arriba de los ómnibus
cuántas tiemblan
de miedo cada vez que reciben la llamada
cuántas son las niñas que el predeterminismo les sella todo su futuro
cuántas son las veces que los medios te indican el deber ser, de nacer o hacerte mujer
cuántas son las veces que los medios te indican el deber ser, de nacer o hacerte mujer
cuántas van a
mirarse los golpes al espejo e intentar maquillarlos
cuántas son las que no sabemos dónde están
cuántas niñas son entregadas al vecino que tiene una buena jubilación
cuántas niñas son entregadas al vecino que tiene una buena jubilación
cuántas adolescentes son quitadas de su familia e institucionalizadas para que allí las
explote sexualmente un funcionario publico
cuántas abuelas
saben que el final de sus vidas lo determina él
cuántas son transportadas y entregadas a sus explotadores, tal cual una encomienda
cuántas gritan en el silencio mas absoluto
cuántas son las que sus cuerpos han resistido todas y cada una de las violencias
Si la cosa no es humana sino de gráficas y crecimiento exponencial, puede usted intentarlo. Si se asusta, sepa de antemano que no le va a ayudar ni un litro de alcohol en gel.
Si la cosa no es humana sino de gráficas y crecimiento exponencial, puede usted intentarlo. Si se asusta, sepa de antemano que no le va a ayudar ni un litro de alcohol en gel.
Yo hace muchos
años que dejé de contabilizar, para apreciar quienes fueron, quien son y
quienes serán.
Triste, miserable
y absurda nuestra realidad.
excelente querida Marina
ResponderBorraraviso que duermen bien
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