¡Alto Guiso Feminista!

El ahora ex-presidente José Mujica reitera la misma crítica a las organizaciones feministas, ante lo cual, yo reitero la respuesta dada oportunamente...

Para el Pepe
¡Alto Guiso Feminista!

El Presidente José `Pepe`Mujica Cordano, tiene razón:
las Feministas Uruguayas estamos en cualquiera


Por: Marina Morelli Núñez


Hace tiempo disculpe la palabra, más no el pensamiento del Presidente José Alberto Mujica Cordano, cuando no tuvo mejor idea que mandar a unos legisladores a cuidar de sus esposas.

Sin embargo, lo dicho hace apenas unos días, provocó en mí una reacción muy distinta. En esta oportunidad la crítica del presidente fue expresa y sin rodeos: “las corrientes feministas reclaman más mujeres en cargos y no actúan a favor de las mujeres pobres con hijos”. Y espetó al público de manera contundente, que ni siquiera un guiso éramos capaces de hacerles.

Y como mujer uruguaya y feminista, no tuve más opción que meditar la crítica. Lo hice en el sentido profundo que la misma encierra, porque no es asunto de andar todo el tiempo creyendo que una tiene razón. 

Descarté en primer lugar, que el Pepe (hombre anti-sistema y revolucionario) cayera en la vulgaridad de demonizar a las feministas. Obviamente que aquel hombre conoce la íntima relación patriarcado-capitalismo, y no sería capaz de cometer un error ideológico de tal magnitud y más propio de un burgués con discursito progresista que de un hombre de su talla. También descarte que el movimiento feminista uruguayo, haya desviado sus objetivos y pactado con un sistema que desprecia con más fervor aquellas que quedan atrapadas en los espacios donde se entrecruzan los círculos concéntricos de múltiples discriminaciones.

Y justo, cuando estaba intentando llevar a cabo un análisis histórico que me permitiera profundizar en la crítica mujiquista, llegó una invitación: unas feministas me invitaban a cocinar un guiso grande en frente a la casa de gobierno. Y yo -que adoro cocinar- ¡ quede absolutamente fascinada con la idea!.

¿ Que mejor acción, que hacer un guiso feminista en frente a casa de gobierno?. El Pepe – que nunca falta a trabajar- segurito que iba a cruzar la calle ante tamaña olla de guiso, creándose el espacio de intercambio perfecto como para profundizar en sus dichos, desarrollar argumentos, ideas e informarse sobre que hacemos las feministas uruguayas en Uruguay y en el mundo.

Y tan fascinada quedé con aquella posibilidad que comencé a pensar en dónde conseguir olla grande, los ingredientes, la cocinilla y los delantales, además de las donaciones para la carne. ¡ Si, donaciones necesarias!. Sucede que las organizaciones feministas no lucramos en la relación Estado- Organizaciones Sociales, así que nuestra crisis económica nos conduciría inexorablemente a pedir donación  de carne, papas, zanahorias ... y lo que ponemos de nuestro bolsillo (como siempre y en todo lo que hacemos), así saldría un guiso riquísimo. Y como tremenda feminista que soy, acudí al colectivo – este temita de lo colectivo afecta en general a todas las feministas del mundo-.

Tomé entonces mi agenda feminista –esto es mi agenda- y el teléfono feminista – o sea, mi teléfono no´mas- y comencé la tarea de convocatoria feminista (innecesariamente reitero el término, solo para estar a tono con la crítica del Pepe).

Me pregunté ¿por dónde comienzo?, y decidí llamarlas sin criterio alguno, como para facilitar el asunto.

Las primeras que pensé en llamar son unas mujeres feministas uruguayas que andan rescatando inmigrantes pobres por el Barrio de Carrasco, donde las traen con engaños y las mantienen de prepo, realizando trabajo doméstico en situación de esclavitud. 

Pero justo cuando estaba tecleando, pensé: “ ¿y que les digo?. Che déjense de la payasada de andar rescatando esclavas y vengan a hacer el guiso que el Pepe nos reclama”. Corté. No llame. Soy consciente que en las mansiones de poderosos de empresarios de barrios ricos, no entra ni la Inspección General de Trabajo, ni ningún empleado de Ministerio. De eso no se encarga el Estado Uruguayo y si las feministas no las rescatan y les devuelven su dignidad, la cuestión queda oculta en la impunidad y descaro de cuatro lujosas paredes.

No me exasperé en lo más mínimo, dado que hay más feministas en la vuelta. Recobre el impulso y pensé y repensé: ¿con quién hago el guiso entonces?. ¡ Ya se, ya sé !, era la hora de llamar a las feministas uruguayas que durante décadas luchan para que no se mueran desangradas en las emergencias de los hospitales, aquellas que no tienen 800 dólares para someterse a una interrupción segura del embarazo . Esas feministas, las que andaban clandestinamente y al estilo Bin Laden recorriendo farmacias para conseguir cuatro mugrosos misoprostoles, con dinero que recolectaban, las más de las veces. Esas feministas que invierten su tiempo para acompañar a quienes están desamparadas durante el proceso; ¡ a esas ya les veía el delantal puesto!. Si hasta tenemos una ley y todo. 

Tomé el teléfono y ahí no más recordé que en el sistema de salud uruguayo, mercantilizado hasta el tuétano (para estar a tono) le adjudica poco valor a la vida de las mujeres, que contamos con una tímida ley de reconocimiento a nuestros derechos, que hay cientos de médicos con objeciones de conciencia que dejaron sin servicio departamentos enteros y que ellas – las feministas- andan de norte a sur y de este a oeste, recorriendo el país, enfrentándose a la corporación médica para que efectivamente las mujeres –todas- accedan a un procedimiento seguro. Corté. No las llame. Era un poco desubicado decirles “Che feministas, dejen de laburar, que se vuelva a la aguja de tejer o al veneno de rata en la vagina y vengan a hacer un guiso, que el Pepe nos reclama”. Hay cuestiones que no cuadran y ésta era una llamada que efectivamente no me cuadraba, a sabiendas pues, que el estado uruguayo alardea de los avances formales y poquito se ocupa de la dimensión real de esos derechos.

A esta altura, mi entusiasmo por cocinar un guiso era tal, que ni siquiera me cuestioné aquellas ausencias. Mi ceguera –feminista- entusiasta me condujo directamente a querer llamar a esas feministas que andan ocupándose de las víctimas de violencia doméstica. Será por el término “doméstico” que enseguida las visualice cucharón en mano, cortando verdurita, la carne y poniendo en remojo algún poroto. ¡ Alto guiso doméstico feminista, pensé! . Inmediatamente, una luz alumbro mi ceguera: ¿ como las iba a llamar?, si ellas son quienes invierten su tiempo en los espacios de participación, concurren a las comisiones parlamentarias a proponer nuevas reformas, denuncian los atropellos de la policía y de los jueces, les prestan servicios sicológicos, sociales y jurídicos a las victimas sobrevivientes y por si fuera poco, se movilizan en las calles, van a los liceos y escuelas a dar charlas informativas y hasta prestan sus casas para que las perseguidas y amenzadas víctimas -y sus hijos- se salven de una muerte probable. No. No. Definitivamente, no podía convocarlas a cocinar el guiso. Me consta que el estado uruguayo está omiso en la materia, que los avances son en el plano formal y que las asesinan como perras, quedando impunes los responsables o en chacras policiales y de vacaciones los que pasan por el sistema penal. No podía llamarlas. Si gracias a ellas, hoy los hijos huérfanos cuentan con un sistema de reparación. Si son ellas, quienes denuncian la inacción y complicidad del sistema, se encargan de contener a las sobrevivientes, y les duele hasta los huesos cada crimen y vamos contabilizando más de quinientas asesinadas desde la década del 90´.

Definitivamente a estas feministas no las llamé. Y fue en ese momento que comenzó a surgir en mí una rara especie de decepción por no poder responder adecuadamente al sesudo reclamo del presidente de mi país. ¿ Será entonces que las feministas no somos capaces de cocinar un guiso para las mujeres con hijos y pobres?. Esa pregunta comenzó a taladrarme la cabeza, porque segura yo estaba, de que éramos capaces, pero la frustración de no poder llamar a las feministas, me complicaba la convocatoria.

Hice un alto en la búsqueda de números telefónicos de mi agenda –feminista- y por un par de segundos descarté: a las feministas que trabajan con mujeres trans (sabemos que el estado no se ocupa, que sufren múltiples discriminaciones las que sobreviven a los asesinatos impunes que avergüenza a nuestro país. Son ellas, esas feministas porfiadas las que otorgan posibilidades de capacitación para el empleo, orientan y empoderan en derechos…); descarté a las feministas que trabajan por la mejora del sistema de justicia (las que denunciaron las practicas arbitrarias e ilegitimas de los jueces, marcaron que el sistema no está a la altura de estilo que merece la temática de derechos humanos, mucho antes que en febrero de 2013. Ellas están entusiasmadas y hasta piensan ejecutar una acción colectiva de las organizaciones para candidatear integrantes de la Suprema Corte de Justicia); descarté a las feministas que trabajan en materia de participación política (las que simplemente exigen el pleno ejercicio de nuestra ciudadanía como parte integrante y fundamental de los derechos humanos y de la democracia. Ocupadas hoy en este permisito único que nos han otorgado los machos dueños del sistema político en Uruguay y bien alejadas de una arista reduccionista y vulgar como los `cargos`); descarté las feministas que trabajan en el sistema de cuidados ( al que el estado continua considerando una política pública de segunda, sin otorgarle los recursos humanos y materiales para su efectiva implementación); descarté las feministas que trabajan por memoria y justicia (esas que fueron capaces de sacar a la luz las violaciones sistemáticas de mujeres durante el terrorismo de estado. Idéntico Estado que no hizo nada por ellas, una vez acabada la dictadura cívico militar. Las que siempre están ahí para decir `presente`, las que se avergüenzan de una cárcel de primera para los viejitos torturadores de mierda); las feministas defensoras de derechos ( esas que están en la cancha, las que trabajan en un sistema de leyes y de justicia patriarcal y mercantil; las que escuchan atrocidades –preguntas sobre minifalda y horas en casos de violación- , las que denuncian en los organismos internacionales al sistema estatal, invierten su tiempo en informes sombra. Y todo sin lucrar, por mera convicción); descarté las feministas que trabajan en educación (esas que fueron preparadas para intervenir sólo en el sistema formal, pero se han creado las herramientas para repensar no solo el sistema, también el barrio, el comedor, el asentamiento); descarté las feministas que trabajan en materia de niñez y adolescencia (esas que se arriesgan ante un sistema que coopta, clasifica y vende a las niñas y adolescentas; las que refugian, protegen, contienen y dan herramientas para que continúen sus vidas pese al horror. Las que entran, donde no ingresan ni el sistema judicial especializado en crimen organizado); descarté las feministas que trabajan relación estado- organizaciones sociales (esas que sacan a la luz como el estado uruguayo carece de recursos humanos para implementar políticas públicas y no tiene mejor idea que andar subordinando organizaciones sociales mediante convenios sin medir las consecuencias de debilitamiento a largo plazo).

Y seguí descartando… una y otra vez continué descartándolas a todas esas feministas y muchas otras.

Cerré la agenda y me despedí tristemente del guiso.

Finalmente lo asumí - de manera nada trágica- .

El presidente José `Pepe` Mujica Cordano tiene razón. ¡ Las feministas uruguayas estamos en cualquiera!.

PUBLICADO EL 9 DE NOVIEMBRE DE 2013

Comentarios

  1. síiii, las feministas del mundo andamos en cualquiera!!!!!
    abrazos desde el Mar Argentino

    Fabi Gomez de Mujeres del Mar
    Pcia de Bs As. - Argentina

    ResponderBorrar
  2. Fabi querida, gran abrazo para Ud. extensivo a todas las compas de Mujeres del Mar !!

    ResponderBorrar
  3. Felicitaciones por tu artículo, por el buen humor, por mostrarle al Pepe quienes son las feministas, esas "que andan e3n cualquiera"
    abrazo de Charna Furman
    de Montevideo

    ResponderBorrar
  4. Querida Charna:

    Le agradezco sus palabras.
    Es muy lindo para mí saber que usted anduvo por este blog; y con usted toda su historia y su lucha.
    Un gran abrazo.

    ResponderBorrar
  5. Felicitaciones Marina, si habrá que pensar antes de abrir la boca, ligeramente. Tantas activistas que no tienen ni piden reconocimiento, simplemente lo hacen por solidaridad, algo que es difícil de entender.

    ResponderBorrar
  6. Estupenda respuesta. Muchas, pero muchas gracias.

    ResponderBorrar
  7. Muy pero muy bueno!!!
    Estamos en cualquiera!!
    Abrazos feministas (sin guiso)

    ResponderBorrar
  8. Excelente !!!! Un abrazo feminista desde Toronto. Gladys

    ResponderBorrar
  9. Excelente! Un abrazo feminista desde Toronto

    ResponderBorrar
  10. Nada más que agregar, excelente respuesta. Un abrazo Marina!! Karina

    ResponderBorrar
  11. Respuesta con todo lo que hay que responder! !! Felicitaciones es muy buenoQue haya quien pueda poner en palabras lo que una piensa y no sabe decir.También te digo Gracias! !!!

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Repudio total a las manchas de la iglesia

De la nube a la realidad

El sistema también mata.Pero nunca lo podemos encarcelar.

Documental Colonia Etchepare

El Amor de una buena Mujer.