Entre la primera reacción y la ola de concordia: la violencia hacia las mujeres


Por: Marina Morelli Nùñez

No es imposible, pero resulta bastante improbable que un medio de comunicación difunda que su primera reacción sería recordarle a una senadora electa de este país que la chupe, la siga chupando y la siga mamando. Sobre todo, si ese medio se autodefine líder en Uruguay, apoyándose en más de cien años de historia y casi un centenar de profesionales trabajando cada día para hacer posible información de calidad, contar historias únicas, hacer coberturas sólidas y en profundidad. 


Sin embargo, los comentarios y lo que circula como reacción popular de la "primera reacción" del medio parece dirigirse inequívocamente a un mensaje de violencia  con contenido sexual que tiene por destinataria a Carolina Cosse.


Y definitivamente, no hay como ir a la fuente. 

Esta perla maravillosa de la prensa uruguaya,  que constituye violencia mediática - de acá a la China ida y vuelta- en lo personal me sorprendió sin posibilidad de acceso a Internet ni recibir imágenes en el celular. Tomé conocimiento de "La Clave" por lo que otras  personas me comunicaron por mensajes de texto parciales, incompletos y casi que sesgados, porque pretendían evacuar dudas sobre lo que ya consideraban una manifestación de violencia basada en género.

Primero me preguntaron si sabia lo que el diario El País había publicado sobre Carolina Cosse quien se lamentó que hayan vandalizado las letras en Kibòn.



Yo definitivamente no sabía, pero enseguida pensé que sería un articulo fascinante porque se trata de un medio de comunicación del que fluyen ríos de tinta con titulares sobre vándalos, vandalismo y vandalización,  en referencia a la temática de inseguridad que bloquea el desarrollo de nuestro país y atenta contra los valores morales imprescindibles en nuestra sociedad.  Yo lo considero el  medio de comunicación masivo que capitaliza mas conocimiento sobre el vandalismo - no por vándalos obviamente- con un manejo noticioso y siempre de análisis periodístico  sobre la temática. 






No solo en referencia a las letras de Montevideo en Kibón cuando aparecieron de amarillo y negro por acción de los hinchas de Peñarol, sino en el marco de un abordaje mucho mas general. De hecho existen decenas de titulares con enfáticos pronunciamientos en torno al vandalismo, los vándalos y las acciones vandálicas  y un mensaje a lectores/as que se sintetiza en la gravedad de convivir con personas que no respetan ni cuidan los espacios públicos, que violentan las normas mínimas de convivencia pacifica en un sistema democrático y atenta contra la tranquilidad de nuestras familias, de la ciudadanía de bien - no de la otra- y hasta contra los valores de nuestra patria. 

La indignación y la necesidad de responsabilizar a las personas por esas acciones vandálicas, es un reclamo que llega a quienes accedemos al mensaje y nos parece que el Estado debería endurecer la mano con esta gente inadaptada de nuestra sociedad que enchastra, pinta, rompe, usa y se apropia de lo que es de toda nuestra comunidad.


La acción de Carolina Cosse quedó registrada en una red social donde expresa libremente su pensamiento sobre la intervención realizada en un espacio público,  sin autorización, esto es, a contra normativa departamental. 

Refiere la senadora electa, a lo que considera una acción vandálica. 

Si hay un medio de comunicación en el país que iba a reaccionar -no por reaccionarios- sino por acción que se opone a otra, ese debía ser el diario El País.  ¿Por qué la certeza? Porque soy lectora del medio y recuerdo los nueve de marzo como reiteran el titular del vandalismo en la Iglesia del Cordón, o cuando vandalizaron la sede del pre candidato presidencial Lafigliola, o vandalizaron la Iglesia Misión Vida, o el vandalismo callejero impune, o cuando vandalizaron la estatua de Suarez, o los animalistas que vandalizaron la fachada de los ministerios, o los vándalos que decapitaron a la niña del monumento a la maestra, o los que vandalizaron a la tumba de uno los 33 Orientales y ni que hablar de la asociación con la izquierda y el vandalismo. 


Va de suyo que los espacios públicos no solo tienen una regulación normativa, son por excelencia ese lugar de encuentro e identificación, donde hay una dimensión sociocultural que emana y amerita miradas que permitan seguir construyendo lugares para la convivencia. 

Basándome en tanto antecedente de análisis periodístico del vandalismo, pensé que en un planteo como el formulado por Carolina Cosse el medio de comunicación encontraría una fuente inagotable para debatir ideas y desarrollar pensamiento. 

No pretendo justificarme en mis expectativas como lectora, pero con tan poca información, no veía la hora de acceder a ese articulo. 


Me lo imaginé como un abordaje periodístico profundo, serio, sólido, riguroso y hasta innovador, en relación a los espacios públicos, al deber y responsabilidad ciudadana respecto del cuidado de los mismos, o tal vez las razones por las cuales se considera que violar la normativa departamental es admisible, comprensible o justificable en algunos casos, tal vez profundizar que vándalos no son todos los que vandalizan sino algunos, o hasta fundamentar porque una idéntica acción en ocasiones es vandálica y en otras no.


Luego en el segundo mensaje de texto me comunican que se titulaba "Como dijo Maradona" y sin poder acceder a la fuente,  todo se complejizó. Me generó ciertas dudas el quantum exacto de frases pronunciadas por Diego Maradona y que pueden ser definidas como “históricas” por parte de quienes profesionalmente ejercen la comunicación y refieren a un hecho no futbolístico. 

Más de un siglo de historia, un centenar de personas que estudiaron y aportan su conocimiento para brindar información sólida, seria y profunda todos los días, una experiencia histórica en el abordaje de la inseguridad que nos genera el vandalismo y sus vándalos: ¿ que tenía que ver Diego Maradona con Carolina Cosse, el vandalismo y el diario El País?. Me fue imposible de descifrar. Si bien me constaba que había frases del ex futbolista definidas como célebres, siempre las enmarque en quienes lo consideran santo de veneración y le rezan y adoran en una iglesia maradoniana, lo que explica del algún modo tal consideración. No es por despreciar  el valor  de los pensamientos que el ex futbolista brinda a la opinión  pública,  pero me resultaba un tanto  complejo pensar en esas manifestaciones como las de un analista político, pensador, filósofo contemporáneo que inspire el análisis periodístico de una temática como el vandalismo de los espacios públicos.  En fin, no entendí nada y renuncié a entender, porque no hay nada como ir a la fuente.

Recién hoy accedí a la publicación. 

No era lo que pensaba que era. 

Tampoco una noticia.

No es un análisis periodístico.

Ni siquiera una información útil.

No es una columna de opinión. 

Es lo improbable ante nuestros ojos. 

Todo mensaje es parte fundamental del intercambio de información y está  completo con símbolos, significados y contexto, que en este caso no es más que pura misoginia concentrando el odio, desprecio y menosprecio hacia las mujeres. Hasta los silencios en el discurso contienen un mensaje, y las referencias a lo que literalmente no se transcribe también. 

Las ideas se debaten con ideas y en ello la libertad de expresión del pensamiento coadyuva con la tolerancia, la riqueza que encierra la diversidad, el respeto a las personas. No registro en mi memoria ningún medio masivo  de comunicación que haya difundido un mensaje de ésta naturaleza. Quizá sean muchos  los responsables de medios, que sientan como primer reacción ante la expresión de pensamiento de una mujer,  las ganas irrefrenables de introducirle una pene en la boca como forma de disciplinante de acallarla, o quizá no sean tantos. En definitiva no lo sabemos, porque una brutalidad tan grande permanece en el fuero intimo de las personas y queda reservado a su propio pensamiento. De lo que si tenemos certeza es que esos mensajes no se cristalizan, que hay algo que opera internamente como freno.

La tolerancia, la convivencia, la concordia y la democracia saben la existencia de esa linea que demarca a la perfección el límite, entre aquello que nuestra sociedad democrática acepta y lo que se reprocha.

Una vez que ese límite se violenta, no hay manera  que el resto permanezca en silencio admirando una cultura de banalice tanta violencia desatada. Y en estos temas no deviene imprescindible intelectualizar demasiado. Es suficiente con la mujería y hombría de bien para que las personas puedan percibir lo  básico, miserable y vulgar que significaría pretender taparle la boca con un pene a cualquier mujer que libremente expresa su pensamiento.

Básico porque no es ninguna idea nueva en el transcurso de la historia.

Miserable porque naturaliza, justifica y banaliza la violencia sexual hacia las mujeres.

Vulgar, va de suyo las razones.

Las empresas que masivamente comercian noticias son responsables de toda publicación o difusión de mensajes e imágenes   que   de manera directa o indirecta promueva la explotación de las mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, deshonre, humille o atente contra la dignidad de las mujeres, legitime la desigualdad de trato o construya patrones socioculturales reproductores de la desigualdad o generadores de violencia contra las mujeres. Se trata de una manifestación de violencia especifica denominada mediática. Las mujeres que son destinatarias de esta violencia poseen hoy en el país algunas herramientas jurídicas que permiten activar mecanismos de protección y reparación dirigidos a las empresas que publican y difunden el mensaje., ya que en ellas recae la responsabilidad.

En su enorme mayoría, siguen sin conocer sus obligaciones o aún conociéndolas sienten esas irrefrenables primeras reacciones y las sueltan al mundo, eternizando su creencia en clave  de como se puede zafar de la difamación e injuria, sin tener idea  que no todas  las expresiones de violencia hacia las mujeres constituyen un delito y su responsabilidad va por otro lado. 

Esta publicación dirigida a Carolina Cosse es de alto impacto y al tenerla como destinataria será una  decisión personalísima activar o no,  aquellos mecanismos.

Sucede  también que existe un efecto negativo del ejercicio de la violencia hacia las mujeres basada en género que impacta en la sociedad, máxime cuando se trata de mensajes que se difunden en medios masivos de comunicación.

Parecería de manera tan contundente como vulgar y miserable, que en Uruguay acaba de abrirse una nueva puerta hacia el ejercicio de la violencia mediática hacia las mujeres y lo más siniestro es que se realiza en nombre de la concordia nacional. Resulta tan significativa la difusión de este mensaje, que las consecuencias a mediano y largo plazo, habrá que evaluarlas luego.

Lo que hoy resulta imprescindible es afirmar y reafirmar que entre la primera reacción y la ola de concordia solo cabe el desarrollo democrático que ha alcanzado nuestro país, su cuidado, los derechos de la gente, el respeto, la alegría y el futuro. Jamás la violencia. 


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Comentarios

  1. Vergonzoso lo del diario El País. Me entero por vos. Tenés el link a esa noticia que me puedas pasar?
    Te leo siempre. Te felicito por tu trabajo. Abrasoles 🌻🌻🌻

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