Estimado

Donde quiera que esté, en cualquiera de los mundos que queremos quepan en este mundo, le pido encarecidamente no me utilice el "@" en los comunicados.

Y si llega hasta Usted mi pedido, sepa me asiste derecho por haber formulado y aceptado invitaciones a perdernos, colgado mas de cien suspiros, asumido que ya somos nosotros, saber  que hay cosas para las que todavía no hay palabras y enseñado que hay tantas palabras como colores. Naturalmente comprendí que noche será el día que será el día, pues hablar con la verdad, es decir, con el corazón,  me condujo al mismo lenguaje. Valore en cuenta que vibré entre Elías y Magdalena, sin jamás haber estado allí. Escuché al Viejo Antonio, imaginando su voz. Y los entreveros de la Toñita me parecen enfrente,  más hay miles de kilómetros impuestos, casi o más que hasta la Lagunita.  Comprendí las instrucciones de ensamblaje del producto llamado “Mujer” pero el papelito que las contenía lo tire a la basura patriarcal de dónde salió para poder levantar la mirada. Sé que  los y las  de abajo no son quienes viven pa`aquel lado, ni los de arriba los que viven pa`aquel otro lado y también de sus logros de arrancar suspiros de esos que echan a andar a la humanidad entera. Y todo ello, comprender, sentir, pensar, vibrar, saber y hasta escuchar al leerlo no venía con ningún  "@" añadido.

Entonces ¿como se le ocurre utilizar el "@"? Es que esas cuestiones que cobran vigencia en los últimos años, se ligan a teorías que han culminado siendo enteramente funcionales al sistema de opresión de todas las hermanas.

Siga refiriéndose a nosotras como aquellas que en lugar de pedir permiso, imponemos nuestra propia existencia. 

Siga como hasta ahora. 

Nómbrenos. 

Identifìquenos. 

Distìnganos. 

Inclúyanos. 

Pero sin  "@". Hágalo como lo hizo siempre. Continúe hablando de Mujeres y utilizando las reglas gramaticales si es necesario. Sé que también para eso Usted es bueno.

Saludos.

Marina.

Desde un poquito más al Sur.