Seguridad Alimentaria y Soberanía Alimentaria.
DE quorumdigital.info
Priorizar la población. Esto nos lleva a plantearnos algunas preguntas: - ¿Qué nos dejan como recursos para nuestros pueblos? - ¿Qué modelo de país nos impulsan a desarrollar? - ¿Qué modelo de desarrollo necesitamos para ser verdaderos timoneles de nuestros países, con justicia social y nada menos que soberanía de nuestra propia comida? Pensar que aumentando los volúmenes de producción se soluciona el hambre es, además de un error, podríamos decir que una simpática y bien intencionada ingenuidad. En las últimas décadas el éxodo de la población a las ciudades ha generado un despoblamiento del medio rural, una crisis cultural. Se mudan a pasar mal alrededor de las ciudades campesinos con una cultura de producción. No consiguen empleo o son de mala calidad. Sus conocimientos no son útiles en el asfalto.Ese éxodo favorece aún más el proceso de concentración de la tierra en manos de grandes terratenientes, sociedades anónimas y las transnacionales. A principios del siglo 20 la mayoría de la población mundial producía alimentos; hoy en día la mayoría consume y un pequeño porcentaje produce. Esto hace que el riesgo de la dependencia y la inseguridad alimentaria estén a la orden del día. La dependencia tecnológica, la petrodependencia de los agroquímicos, el monocultivo, los transgénicos, muestran la cara de un modelo que solo puede ser sustentado por grandes capitales y que, a la vez, es poco sustentable. Son formas extractivas de explotación. Nos chupan las nutrientes de los suelos y cuando éstos ya se tornan infértiles, toman su dinero y se van a otra parte. No les importa la riqueza patria de nuestras nutrientes. El proceso de exclusión, marginación y hambre no va a cambiar mientras los países subordinados no prioricen su población, haya un uso social de los recursos naturales y se desarrolle una reforma agraria donde las personas vuelvan a la tierra a producir con un modelo sustentable que genere las bases para la seguridad alimentaria. Para revertir este modelo de exclusión que incrementa más la brecha entre ricos y pobres, que degrada los recursos naturales de nuestro continente, es necesario plantearse un nuevo mirar de lo que significa producir alimentos. Es, a mi entender, necesario aumentar la intervención estatal bajo formas organizativas de los principales actores: organizaciones sociales, productores, consumidores. Hay que dar prioridad a la producción de alimentos para mercados domésticos y locales basados en explotaciones campesinas y familiares. Volvemos a la pregunta: ¿cuáles son las causas reales del hambre? Ya dijimos no se soluciona incrementando volúmenes de producción aunque no sean extractivos, aunque sean agroecológicos. La causa fundamental del hambre es el sistema capitalista injusto ideológicamente en lo social y en lo económico. El sistema económico es quien rige la suerte de la mayoría de los habitantes del planeta y ha sabido generar una formidable estructura para sostenerse donde los países centrales ricos marcan el paso a los pobres.
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