¡ Ni pinga !

Por: Ariel Montenegro


No está escribiendo un periodista, sino el hijo de su madre comunista. Pensé redactar un artículo de opinión mesurado, con contraste de fuentes y civilidad de criterios, pero cada vez que pensaba sobre el tema lo primero que me venía a la cabeza era ese título, que ya de por sí, le ponen la luz roja en cada medio de prensa que conozco. Así que decidí dar mi argumento como quien discute en una mesa de dominó. Disculpen la gritería.

Esta es una de esas ocasiones en las que se dice lo que se piensa sabiendo, incluso, que la mayoría puede estar en desacuerdo. Quiero decir, a veces uno piensa que tal director de cine es un farsante, pero calla porque todos piensan que es un genio, pero otras, no queda más remedio que soltar la cuchufleta porque te intoxica el ánimo. Hay cosas que son de principios para uno y ha de dejarlas claras.

Hace unos días, durante la piñacera en Panamá de la Cumbre de las Américas entre cubanos y cubanos, salió un trabajo escrito por mí y con mi voz en la Televisión Cubana explicando las que creo cuáles son mis razones para apoyar ciertas actitudes de la delegación cubana en ese cónclave. Alguien se burló del tono vehemente (“¡Ño, te envolviste en la bandera, brother!”), otros se extrañaron (“¡Qué raro, tú que nunca estás conforme con nada!”) y otros criticaron por lo bajito (“¡Qué clase de oportunista es el chiquito este!”). Yo, sencillamente, respondí que escribí lo que me había dado la gana.

Pues aunque no estoy de acuerdo con las trifulcas y la gritería, sí creo que hay gente con la que no hay nada que hablar. Conozco personalmente a muchos de los que estaban allí y no son, ni de lejos, personas idiotas, desinformas, ni mucho menos, complacientes con la realidad y el gobierno cubano.

Yo, porque tengo un poco de sentido común y quiero lo que considero mejor para mí país, me alegro de que Raúl y Obama se den la mano y sonrían, pero eso no quiere decir que el Departamento de Estado, el del Tesoro y CIA me caigan bien.

El gobierno estadounidense sigue reconociendo que quiere joder el socialismo en Cuba, como si joder o mantener el sistema político de un país no fuera asunto solo de sus ciudadanos. La forma del gobierno de ese país de relacionarse con Cuba me cayó mal, me ha caído mal y creo que, por el momento, me seguirá cayendo mal.

Y no tiene que ver solo con Fidel Castro, no. Me ha molestado el modo en el que han tratado de meter en cintura a este país (con éxito desde 1898 hasta 1959) desde que son nación independiente.

Es más, ni aunque quiten el bloqueo, ni aunque nos regalen diez cables de fibra óptica, ni aunque reconozcan el derecho a existir del socialismo, ni aunque Paris Hilton se case con un mulato de Centro Habana, ni aunque Angelina Jolie y Brad Pitt adopten a un huerfanito de Remanganagua me voy a considerar satisfecho.

No. Primero tendría que pararse el primer presidente estadounidense descendiente de chinos (porque el primero afrodescendiente no será) y pedir disculpa por cada uno de los cubanos muertos a manos de terroristas y mercenarios (los términos suenan a teque, pero así es como se llaman) tanto en la Isla como allende las fronteras. Tendrían que indemnizar primero a cada una de esas familias, y a cada una de las familias con un fallecido por dengue hemorrágico, y al Estado cubano por las pérdidas económicas causadas por las plagas contra el tabaco y la caña, y por la fiebre porcina. Tendrían que disculparse por los quince años robados a los Cinco.

Pero bueno, eso es historia, pasado, como lo llaman algunos y un adversario que reconoce que se ha equivocado, al menos en parte, da una muestra civilización y se gana la capacidad de ser al menos escuchado.

Ahora bien, al cubano que respondió por mandato a los intereses de ese adversario, que nunca le ha importado como vive la gente en su país, que abrazó al asesino de sus coterráneos o que pidió la invasión de un ejército formidable contra sus propias calles… bueno, lo siento, pero la civilización no me da para tanto.

Y no me da para tanto porque tengo en mi cabeza la imagen de Berta Soler pidiendo a Obama en la televisión de aquel país que fortaleciera el bloqueo porque “el problema de Cuba no es el embargo, sino los Castro”. Supongamos que usted considera que Fidel es lo peor que le ha pasado a Cuba, bien, es su derecho… ¡¿pero pedirle a un presidente extranjero que haga pasar más hambre a la gente de tu país pa´ joder al gobierno?! ¡Qué va, eso me supera!

No me alcanzaría la paciencia para pasarle por el lado al asesino del Che y decirle “hola, qué tal, creo que matar al Che fue uno de los crímenes más grandes de la historia de este continente y que Posada Carriles es un criminal que roza la sociopatía, pero bueno, somos cubanos, vamos a tener un diálogo consensuado sobre el futuro de Cuba”. Puede ser porque crecí diciendo “seremos como el Che” y escuchando cosas como “cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla” y ya se sabe lo difícil que es desprenderse de las cosas que se aprenden de aquello que se aprende de niño. Nada, limitaciones de uno.

Sé perfectamente cuál tiene que ser el comportamiento de una delegación enviada a un evento de ese tipo, pero no sé cuál hubiera sido mí comportamiento porque bueno… uno tiene sangre en las venas y eso…

Creo que es bueno sentarse a conversar con el Gobierno de Estados Unidos. Creo además, que debería darse más voz y oídos a voces que quieren lo mejor para Cuba aunque crean que el rumbo político actual no es el adecuado, porque personas dignas hay de todas las tendencias, atendiendo a que la honestidad y la decencia no fueron inventadas por Karl Marx. Pero con quienes no tienen ni siquiera rumbo político, con quienes se vendieron al vecino que mató e hizo pasar hambre a los suyos, con quienes asesinaron a Manuel Ascunce, y al Che… ¿con esos?… vaya… ¡ni pinga!

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