Mujeres - Política Partidaria - Medios


Seminario " Entre la Comunicación y el Silencio"


Senadora Constanza Moreira (609- F.A.) - Vicenta Camuso (CNS MUJERES) - Marina Morelli Núñez (MUJER AHORA)

“Introduciéndonos en el debate…” *

Por: Marina Morelli Núñez

Agradezco a la Comisión Nacional de Seguimiento- Mujeres por Democracia Equidad y Ciudadanía, y a todas y cada una de las organizaciones que la componen por generar un espacio colectivo de análisis, reflexión, debate, desarrollo de pensamientos e ideas, todo lo cual resulta fundamental, para continuar avanzando en lo que ha sido y es –aún- un largo proceso por la igualdad y el efectivo goce de los derechos humanos de las humanas.

A modo de introducción de lo que será la temática central que el panel de invitadas desarrollará, quiero compartir con ustedes algunas ideas y apreciaciones muy sencillas.

En primer término, decir que referirnos a la participación política de las mujeres y más específicamente a la sub-representación de las mismas en los órganos electivos y no electivos así como en cargos de dirección de los partidos, requiere antes que nada sincerarse, reconocer y asumir que nuestro país mantiene una deuda histórica en este sentido, lo que implica un déficit democrático violatorio de derechos fundamentales. Con el mencionado déficit no solo han perdido las mujeres, en realidad, ha perdido el país entero.

En segundo término, que la aprobación de Ley Nº 18.476, por la que se declara de interés general la participación equitativa de personas de ambos sexos en la integración de órganos electivos nacionales y departamentales y de dirección de los partidos políticos, no ha estado exenta de algunos aspectos que pueden resultar significativos para caracterizar la etapa a transitar.

A modo de ejemplo: durante el proceso de aprobación, así como las instancias que le precedieron se pudo divisar como flameaban las banderas de la doble moral patriarcal entre los tumultos reaccionarios, progresistas, de derecha, neoliberales, de centro, de izquierda y hasta otrora revolucionarios. La necesaria justificación de exclusión que la contemporaneidad impone en aras de conservar los espacios de poder político partidarios, transversalizaba al diverso espectro político en una democracia uruguaya que por momentos pareció estar destinada a ser “la democracia de los iguales”.

Los iguales de antaño, de ayer y de hoy, discutían si las desiguales podíamos penetrar en sitios donde las bancas no se multiplican y seguramente algunos de los iguales deban abandonarlas para que una desigual tome su lugar. El hecho que los incluidos polemizaran entre cuatro paredes suntuosas si incluirían a las excluidas, fue un proceso por momentos bochornoso del que cientos de miles de mujeres fueron simples y pasivas espectadoras.

En tanto otras mujeres y sobre todo las organizadas, ejecutaron acciones de incidencia política, en lo que ha sido un reclamo histórico del movimiento de mujeres y feminista de Uruguay; abriendo el espacio y coadyuvando a evitar que la discusión sobre el tema permaneciera entre quienes se parapetan en el poder, alianzas estratégicas, coaliciones tácticas, complicidades, disciplinas partidarias y negociaciones.

De no existir una acción afirmativa que afectara la realidad a través de la transformación y contemplara el acceso de las mujeres a esos cargos bajo el imperio de la ley, resulta sino evidente y obvio, al menos aceptable, que aquel grupo dominante ni por cortesía abriría las puertas del poder político.

Todas las argumentaciones vertidas deberían ser sistematizas y si bien variaban, estuvo sobre la mesa la `capacidad` como eje central, como aptitud que podría llevarnos lógica y naturalmente a los cargos. Con ese material se podría editar hasta un TRATADO SOBRE LA CAPACIDAD DE LA MUJER URUGUAYA en tomos varios… Con esta opaca realidad nacional a la vista, que habla de todo un proceso, bien se podría optar por parafrasear a una humana a quien hace años oí decir algo así: `yo voy a creer en la igualdad entre el hombre y la mujer, el día que vea una mujer absolutamente incapaz, inoperante, ineficiente e ineficaz ocupando un cargo de dirección`.

Y muchas de aquellas discusiones parecerían retrotraernos a Olimpe de Gouges y a Robespierre en la Francia revolucionaria de hombres blancos y burgueses del siglo xViii. Y lo más increíble, es que aún continúan guillotinándonos, porque hay formas más civilizadas, modernas e hipócritas de cortarle la cabeza a las mujeres.

Evidentemente, la cuestión de fondo no es biologicista ni tampoco de aptitudes individuales. La cuestión de fondo se relaciona íntimamente con un sistema patriarcal que explica, sostiene y pretende perpetuar un orden impuesto que ha cosificado nuestros cuerpos de mujeres y ha valorado a la baja nuestra propia existencia. Un sistema que explica, sostiene y pretende perpetuar un modelo global que culpabiliza, empobrece, oprime, margina, invisibiliza y silencia a las mujeres.

En este marco de realidades con las que venimos conviviendo las mujeres desde hace siglos, en èsta y en otras latitudes, es que se inserta la norma promulgada.

Y en este marco la ley se erige como una herramienta útil. Solo una herramienta útil.

Quizá no podamos hablar de paridad (somos más de 50% y se cuotificò en 30%), quizá tampoco podamos hablar de la madurez de un sistema democrático que debería contemplar nuestra participación sin estar obligados, y hacerlo de forma permanente y no por única vez.… quizá sea muy pronto para hablar de procesos de transformación que tiendan a la justicia.

Pero sin lugar a dudas, esta norma constituye una herramienta útil.

Y como tal exige poner esfuerzos y depositar alguna esperanza. Y en esto estamos todas involucradas, ya sea las mujeres que protagonizarán ese pedazo de la historia, como quienes colaborarán a que ellas protagonicen, depositando confianza en un proyecto en común.

Respecto del esfuerzo, el mismo debería centrarse en asumir nuestra mujería de bien. Esa cuestión identitaria que nos unifica, fortalece, legitima, aún insertas en las diferencias de pensamiento y de acción, diferencias que existen entre nosotras mismas. No hay un solo modo de ser Mujer, habemos mujeres, en plural, en diversidad, en la profunda riqueza que encierra esa diversidad.

Y se espera no presenciar campañas políticas en las cuales las candidatas reproduzcan los roles de género asignados por el sistema, y salgan a pedir votos bajo la exclusiva consigna que son buenas madres, o buenas esposas o buenas amas de casa y se ocuparán si son electas del bienestar de sus hijos, los del vecino y los nuestros. Campañas políticas que no visibilicen que nuestro destino es el ámbito privado y somos una especie de infiltradas en el sistema político partidario, trayendo a este último cuestiones como la maternidad o ese único prototipo de ser mujer ideal que el sistema vende como un producto.

Se aguarda por una aplicación real y no simbólica de la norma. Dado que en nuestro país se votan partidos y quienes componen las listas son nombres que nos vienen dados, se espera que en los procesos eleccionarios que se avecinan, no se reiteren demasiado los apellidos, ni los lazos de familiaridad entre sus componentes, como un patrón sistemático. Eso nos dejaría con la extraña incertidumbre si ya no bastará con ser mujer, sino que se necesita ser mujer esposa de, mujer hija de, mujer nieta de… y todos los de, se refieren a masculinos que ejercen el poder político partidario. Todo lo cual, de verificarse, sería una enorme pena. No una pena individual, tampoco de las organizaciones sociales. Quien penaría sería la democracia.

También se aguarda por otra forma u otra manera de hacer política partidaria. Mujeres innovando más allá de términos electoralistas. Mujeres transformando esos espacios de poder político, con la mira puesta en las nuevas generaciones de mujeres y no en sí mismas. Esa nueva generación que merece una realidad distinta a la que nos toco a nosotras. Aguardamos por mujeres realmente transformadoras de la realidad que las rodea. Mujeres dispuestas a distinguirse política e ideológicamente, de todos aquellos que desean mantener los órdenes establecidos para la desigualdad, opresión y marginación de las mujeres.

Consideramos que el espacio de poder político partidario, urge ser resignificado. No tiene mayor sentido que el estrictamente individual y pasajero, si las mujeres se insertan a ejercer el poder en clave masculina. Necesito distinguirme y considero que necesitamos distinguirnos, porque las causas que nos inspiran a transformar la realidad son distintas, los objetivos son distintos. No se debería manejar los mismos términos, ni adaptarse a los parámetros de negociación que impone manejar esos términos, si aspiramos a la transformación y otros a la permanencia.

Más mujeres en la política. Mujeres resignificando el espacio de poder político partidario. Mujeres innovando. Mujeres que al decir de un hombre inteligente sean “Mujeres que en lugar de pedir permiso, impongan su propia existencia”. Y con la de ellas, la de todas nosotras.

Por eso es esencial rescatar esa idea de la mujería, como cuestión identitaria, colectiva que nos explica y ubica en nuestro lugar en el mundo, desde la sociedad, pasando por la familia, la cultura, la historia… y además nos permite con precisión de humanas, ir delineando el camino de los cambios; pero sobre todo el camino de las transformaciones profundas e indispensables.

Va de suyo que la palabra mujerìa no está registrada en el Diccionario de la Real Academia Española y sería una injusticia definir a la mujería en sintonía con lo que significa la hombría, seguramente porque la mujería encierra más que cualidades positivas de la mujer y tiende a abarcar algo màs. En definitiva Simone de Beauvoir. hablo de que mujer no se nace sino que se llega a serlo. Y por ahí, una aspira que aquellas que accedan a esos espacios de poder político, a los cargos de dirección partidaria, sean Mujeres en este sentido: de llegar a serlo. “La identidad se construye y reconstruye constantemente en el seno de los intercambios sociales… el centro del análisis de los procesos identitarios es la relación social”. Rescatar la dimensión social del concepto, hoy es importante. Sobre todo, porque es muy probable que no protagonicen proceso alguno, si se tornan funcionales al sistema.

¿Si los medios de comunicación masiva colaborarán o no, en el proceso que se avecina?, es una cuestión muy interesante de analizar y el panel que sigue se centrará en ello. De forma meramente introductoria, comparto la necesidad de generar alianzas que permitan ampliar y diversificar la presencia de las mujeres políticas en los medios de comunicación. Lamentablemente, las mujeres somos objeto de violencia mediática que se expresa de las más diversas formas, incluidas algunas omisiones. Y a ésta manifestación de la violencia de género no escapan las mujeres que se involucran en los procesos políticos.

Memoria: cuando Tournè fue Ministra del Interior, ¿cuántos minutos de aire en radio? o ¿cuántas líneas se dedicaron en prensa escrita?, sólo para enterarnos (en una cuestión que casi era como de bienestar general de la patria) sobre qué tipo de Uvita, en que horarios, en que mesa de Fun Fun y que días la consumía. Tengo 38 años y no recuerdo esa cantidad de horas en radio, ni de líneas escritas, que se hayan dedicado a enterar a la patria entera sobre qué tipo de whisky, cuantos años de añejo, con hielo o sin hielo, en que horas, en que mesa bar, un ministro lo consumía. Los gustos sobre tipo de bebidas alcohólicas de los ministros del interior, pareció históricamente no estar en la agenda de los medios de comunicación, al menos con ningún ministro masculino.

Todo lo que genera o impide que se genere desde los medios de comunicación, provocan en la gente percepción de procesos que a veces existen, y en ocasiones, no tienen mucho que ver con la realidad. La necesidad de diversificar la temática es obvia. De hecho si prestamos atención al tratamiento en los medios de la problemática específica de la pasta base y la aparición en escena de un o una representante política, es fácil verificar que: cuando el debate refiere a las redes internacionales de tráfico, medidas represivas o que atañen a la seguridad pública, es un representante masculino quien resulta el portavoz. Sin embargo, cuando la arista tiene que ver con un algún el testimonio vivencial por las secuelas del consumo de droga en la vida de un hijo o una hija, es una representante femenina quien resulta la portavoz.

Es difícil creer que las mujeres estén predestinadas a ocuparse exclusivamente de los niños, niñas, ancianos y otras mujeres en políticas de naturaleza social o que las mujeres se ocupen solo de eso. Pero cuando los medios de comunicación hacen oír las voces de mujeres, frecuentemente, refieren solo a esa temática. Las mujeres trabajan en corrupción, defensa, economía, elecciones, infraestructuras, política interior, justicia, política exterior, problemas administrativos, sin embargo sus voces, aun hoy, suelen ser silenciadas. Y SI BIEN TENEMOS LA IMAGEN DE CARGAR UNA CULTURA CULINARIA ANCESTRAL, difícilmente protagonicemos las instancias de cocina política.

En conclusión creo que los medios de comunicación en general, han constituido una herramienta más dentro un sistema que refuerza la marginación de las mujeres, en su diversa totalidad. De hecho, algunos medios alternativos a los comerciales, se esfuerzan por avanzar en esta materia con una mirada inclusiva y respetuosa.

No tengo duda que el camino es largo y empinado, y que serán nuevas generaciones de humanas, quienes podrán decir al cabo que hubo mujeres que en otro tiempo creyeron que otra realidad era posible para ellas. Para ese día, para que exista ese día en la vida de las que vienen, debemos comenzar a trabajar hoy.

Y esa es la invitación con la cual desde hace algún tiempo me despido: trabajar juntas, cada una desde el lugar que elija, desde la academia, desde la docencia, desde el barrio, desde la institucionalidad, desde los partidos políticos, desde las organizaciones sociales, desde donde se elija, pero convencidas que es tiempo de otra mirada, para asumirnos insolentes, inquietas, críticas, autónomas, combativas y realmente transformadoras de las realidades que nos rodean y son adversas.


*  Seminario " Entre la Comunicación y el Silencio " 2013 



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