Uruguay e indignaciones colectivas: algo, no está bien.

Por Marina Morelli Nuñez


La justicia para con las mujeres no trata de un anhelo o aspiración,                                                     es una obligación del Estado.
Por eso, yo no pido justicia.  Solo la exijo.

*Escrito en memoria de todas y cada una de las mujeres asesinadas en Uruguay durante 2011.

No la conocí, pero supe que ella era muy querida en su pueblo donde logro  ganarse el aprecio y aceptación  de sus habitantes. Oí hablar de su inocencia, de su pureza, de su belleza, de la simpatía y cariño que despertaba en los demás.

A ella su matador la eligió. Gano  su confianza y un día la condujo hasta aquel pequeño lugar en el cual palo en mano, le destrozo hasta el último de sus huesos.

Una muerte violenta que conmovió los propios cimientos de un pueblo horrorizado que salió a las calles a pedir justicia.

Muy pronto los comerciantes de noticias, cubrieron el hecho incluyendo hasta el más ínfimo de los detalles y la historia se impregno en uruguayos y uruguayas, que no dudaron en repudiar la acción. Durante un par de semanas, fue tema obligado en centros de estudios, lugares de trabajo,  programas radiales y televisivos, redes sociales y hasta conversaciones familiares.

El sistema de justicia nacional fue objeto de los reclamos. Con una prontitud y celeridad poco frecuente, se resolvió el hecho, dando un mensaje claro respecto a  que ese tipo de violencia no se toleraría en el lugar. Incluso, recuerdo las explicaciones brindadas a la población, todo fundado en la alarma pública existente.

Las imágenes fueron impresionantes y absolutamente fuera de lo normal. Mujeres, hombres, niñas, niños, con carteles en sus manos, movilizados en las calles, en las puertas de la comisaria y el juzgado de aquel pueblo. Reclamaban ni más ni menos que justicia. Justicia  para ella, responsabilidad para el matador, consciencia para que en el futuro no se repita un hecho así.

Y como mujer espectadora de aquel hecho, no pude más que reflexionar. Intente comparar entre perras y mujeres, pero no era viable. Quise comprender específicamente, que fue lo que genero esa indignación adormecida, pero no entendí. Solo me cuestione: como era posible el compromiso ante la muerte violenta de una perra y tanto silencio absurdo y generalizado ante los sistemáticos asesinatos de mujeres. En medio de esa especie de alboroto a la uruguaya, una activista de los derechos de las mujeres me preguntó: ¿qué valor adjudica la sociedad a nuestra existencia?, y yo no tarde en responder ‘seguro, menor al de una perra’.

Conozco el desprecio del sistema hacia las mujeres que recurren al mismo a solicitar protección y seguridad a sus vidas y el grado de impunidad del que gozan sus agresores. También, la quietud y aceptación de la gente que busca justificaciones de todo tipo ante la violencia, incluida la más extrema. No recuerdo haber escuchado a un Juez o Jueza dar explicaciones a la sociedad por intervenir en un expediente de violencia intrafamiliar, prostitución forzada o un femicidio. Y conozco unos cuantos expedientes en los cuales deberían – sin duda alguna- dar explicaciones. Más bien, he corroborado la quietud, el silencio y hasta la complicidad de nuestra sociedad, del sistema de justicia, educativo y de salud, lo que frecuentemente coadyuva a perpetuar la violencia hacia las humanas.

En Uruguay a las mujeres suelen matarlas varias veces, y no solo cuando les quitan la vida.

Las vuelven a matar cuando las invisibilizan, cuando las ocultan, cuando hablan de su forma de vestir o a lo que se dedicaban, cuando ponen en tela de juicio su honorabilidad, cuando un agresor o femicida queda impune. Las vuelven a matar cuando se habla a lo bajo y cuando se mira de lejos, cuando la autoridad responsable raudamente sale a justificar lo injustificable,  cuando los comerciantes de noticias  presentan los femicidios como ‘crisis de celos‘ y ‘crímenes pasionales'. Las matan muchas veces, y generalmente el pueblo uruguayo no reacciona, ni sale a la calle, ni escracha al agresor, ni exige a los jueces.

Las movilizaciones en reclamo de los derechos humanos de las humanas no suelen ser espontaneas. Más bien, llevan meses de organización y convocatoria. Finalmente en las calles, los rostros resultan siempre conocidos.

Pensé por un instante lo distinta que seria la realidad, si en cada barrio, pueblo y ciudad en el que se viola, se agrede y se asesina a una mujer,  existiera una movilización como la que ocasiono la perra. Que sucedería si en las puertas de los juzgados, el pueblo se concentrara exigiendo que los femicidas, agresores y violadores no gocen de impunidad.  

Deje de pensar en aquello. Es obvio que el camino de las transformaciones necesarias pinta largo - espinado y empinado-, si la vara comparativa me conduce entre el valor adjudicado a la vida de las humanas y a la de las perras.

Cuando de Uruguay e indignaciones colectivas se trata, definitivamente, algo no está bien.

*Escrito en memoria de todas y cada una de las mujeres asesinadas en Uruguay durante 2011, algunas de las cuales aquí recuerdo.



ANA CLAUDIA A.     -     35 años      -       02/01/11
          

 LORENA I. G. R.      -     47 años      -       21/01/11
         

PATRICIA C.     -     39 años      -      26/02/11
         

GABRIELA M. P.     -     34 años     -      03/03/11
          

SHIRLEY N. G. L.     -     43 años     -     17/03/11
          

N. N.           -        Entre 30 y 40 años           -        29/03/11
         

SARA L. A. G.     -      55 años      -       12/04/11
          

DANIELA  D.      -       25 años      -       13/04/11
         

Mª ISABEL S. P.     -      19 años      -   06/05/11
          


 ANA C.      -     36 años      -       15/06/11
          

SHIRLEY N.      -      40 años      -26/07/11
         

SILVINA C. D. L.     -     42 años     -   28/07/11 
         

MIRIAM C.       -      47 años      -       29/07/11
          

BETINA C. N.      -      24 años      -    29/07/11
         

DORELEY T. G.      -     70 años     -  09/08/11
          

MANUELA R. O.     -      56 años     - 12/08/11
         
DEISY G. G.     -     27 años      -     18/09/11
         

ÁNGELA G.  A. G.     -     5 años     - 18/09/11
          

N. SHIRLEY L.     -     46 años      -    19/09/11 
         

LESLIE CAROL M. A.    -    16 años     -19/09/11
        

NURY MARY F. M.     -     57 años     -    /09/11
       

GRACIELA O.      -      49 años      -       01/10/11
                        
NATALIA J. M. D. O.     -     26 años     - 05/11/11
          

Mª ADRIANA P.      -      34 años      -       14/11/11
          
N. N.            -          57 años          -         18/11/11
           

LORENA C.      -       30 años       -        22/11/11  
        

KAREN DANIELA F,               /12/2011


Liliana V-     33 años     15/12/11  


Valeria Karina M. T, de 32 años  20/12/11  







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