Lo sustancial es otra cosa ...

La Sentencia de la Suprema de Justicia no declara culpable a ese que encargaba gurisas para usar, lo que establece que existen en el caso elementos de convicción suficientes que ameritan iniciar un proceso penal en su contra. Cuando finalice ese proceso penal, se sabrá si es culpable o es inocente del delito cuya comisión se le imputa. Lo relevante es que habrá un proceso penal.  Y lo sustancial no tiene que ver con el empresario, sino con un sistema de justicia nacional que debe encontrarse a la altura de estilo que requiere el desarrollo democrático de éste país.


Por: Marina Morelli Núñez.


El 20 de junio de 2014, un numeroso grupo de organizaciones sociales nos auto-convocamos a las puertas de la Suprema Corte de Justicia para exigir un sistema de justicia nacional que garantice los derechos humanos, y no, que garantice la impunidad de quienes los violan. Coincidimos en que la explotación sexual de niñas, niños y adolescentes es una grave violación a los derechos humanos, y cualquier pronunciamiento judicial que absuelva a sus perpetradores y responsables merecía de nosotros/as, el enfático rechazo.

Todos/as quienes concurrimos a la concentración, fuimos señalados por parte de las autoridades del poder judicial. Algunas de éstas autoridades dijeron ante la prensa que veían con preocupación nuestras acciones, e incluso no faltó quien nos adjudicara alguna especie de voluntad juzgatoria sobre una persona en particular, como si lo nuestro tuviera que ver con colocarnos en el lugar de los jueces. Ese día de la concentración nos esperaron con vallas y policías que custodiaban todas las entradas a la Suprema Corte de Justicia. 

Ese 20 de junio de 2014 fueron llegando y llegando cientos de personas que respondieron a la convocatoria. Esas personas teníamos bien en claro que no llegabamos a la puerta de la Suprema Corte de Justicia por simple disgusto, tampoco a cuestionar ni las facultades, ni la legitimidad, ni la independencia técnica de los funcionarios/as públicos que se despeñan como magistrados/as, para en el ejercicio de su función y ante un caso concreto, valorar los hechos y pronunciarse de la forma en que mejor lo consideren. Ese es su trabajo, su función, y lo respetamos. Tampoco ibamos a  enjuiciar a ninguna persona en particular, porque nuestro rol es otro. Nosotras no somos empleados/as del poder judicial, no somos jueces/as y tampoco pretendemos serlo.
Llegábamos, no como la simple sumatoria de voluntades aisladas. Nos distinguía la pertenencia a organizaciones que históricamente vienen trabajando a diario, para que los derechos humanos sean una realidad de vida en éste país, y no letra fría de la ley o un mero discurso institucional para la galería internacional.

Nuestro derecho a la participación y control social hace al desarrollo democrático de éste país, y lo ejercemos sobre la gestión y calidad de los servicios públicos en todos los poderes del Estado. Sin embargo hay poderes que se sienten absolutamente libres de control, y cuando lo ejercemos muestran su franco rechazo, optando por estigmatizar y realizar señalamientos que confunden a la mayoría de la gente. Luego de aquella concentración, nos dedicaron hasta una sentencia, y en lugar de realizar consideraciones sobre el caso que debían juzgar, quienes se vivenciaron bajo control social, eligieron criticar y descalificar a las organizaciones sociales y con más énfasis al movimiento feminista.

Nos conmocionaba en aquel momento de la concentración el pronunciamiento de un Tribunal de Apelaciones en lo Penal que iba en contra vía a la obligación de prevenir, investigar, sancionar y reparar este tipo de delitos, conforme corresponde con el principio y deber de debida diligencia, obligación asumida en diversos instrumentos internacionales de derechos humanos que se han ratificado. 

Debimos decir: que las adolescentes sometidas a explotación sexual son víctimas de este tipo de delito y dadas las condiciones de desventaja y la violencia a las que se las somete, tanto física como psíquicamente, las adolescentes víctimas no son responsables en ninguna medida; que la utilización de su historia sexual como forma de justificación o atenuación de la responsabilidad de los perpetradores es un nuevo delito contra su persona y es considerada prueba ilícita según los estándares internacionales; que resulta fundamental destacar que la aceptación por parte del niño o la niña de la transacción resulta irrelevante, más aún en contextos de coercibilidad, tal como lo establecen las principales normas internacionales; que son responsable del delito todas las personas que contribuyen, y bajo ningún concepto debería permanecer impune quien realizó retribuciones en dinero y en especie, a una adolescente para mantener relaciones sexuales con ella; que consideramos que los sistemas de justicia de cualquier país, juegan un rol vital en el respeto y fortalecimiento de la democracia, siendo nuestro compromiso desactivar todos los sesgos que afectan negativamente a las víctimas; y que los órganos judiciales respondan ante estas situaciones con efectividad y justicia resulta imprescindible revisar y eliminar las concepciones adulto céntricas, estereotipos sexistas y prejuicios de clase que sustentan estos delitos y contaminan luego su análisis, evaluación, e incluso la interpretación misma de la ley.

Finalmente las organizaciones reiteramos nuestro compromiso de agotar todas las instancias nacionales y activar las internacionales, para que el Estado Uruguayo cumpla cabalmente su obligación de prevenir, investigar, sancionar y reparar la vulneración de los derechos humanos de las niñas, niños y adolescentes víctimas de explotación sexual. Y en caso de incumplimiento a esas obligaciones, que el Estado asuma su responsabilidad ante las víctimas, la sociedad uruguaya y la comunidad internacional.

Y fue necesario ir a concentrarse y decir todo aquello, porque hubo una vez una sentencia que ejemplificó el absurdo y el injusto, al revocar del procesamiento de un hombre que encargaba  que le trajeran gurisas. Y las encargaba a otros hombres con quienes negociaba el uso de los cuerpos de esas  adolescentes, que pactaban un precio, y así, hubo clientes que las compran y pagan; otros que las venden y las cobran, con comisiones e intermediarios, y con facilidad se giraban dinero y las trasladaban como paquetes por encomienda de un punto a otro del país o de los departamentos y los entregaban a los perpetradores para que los exploten sexualmente.

Luego llegaron otras acciones de las organizaciones sociales, más jurídicas, más innovadoras como lo fue el Amicus Curiae que presentaron en el expediente judicial y el cual les fue rechazado por la Suprema Corte de Justicia. También un interesante Conversatorio que se tituló "Las Fallas de los Fallos", en el cual se expusieron y analizaron cuatro pronunciamientos judiciales que iban en la misma línea de avasallamiento a la justicia. Y otras acciones organizadas siguieron realizándose.

Nos conmocionaba en aquel momento, pero también nos conmociona hoy  nuestra realidad de vivir  en un país en el cual hoy, los adultos negocian cuánto vale, que precio tiene abusar sexualmente del cuerpo de las niñas, niños y adolescentes, como si fueran una mercancía.

Y ¿ para que tanto esfuerzo?. Para cambiar y mejorar el mundo. Una aspiración comprometidamente inocente, tierna y decente de quienes  se involucran en la defensa de transformar la realidad. 

Nunca se persiguió a nadie en particular. Tampoco a aquel empresario del balneario con glamour, que conmocionó a la sociedad por lo espeluznante de los hechos y de la impunidad ante los mismos.El empresario goza de una libertad que ni siquiera se verá interrumpida por la sentencia revocatoria de la Suprema Corte de Justicia. Porque esos son los vericuetos del derecho, siempre patriarcal, misogino, adulto y androcéntrico. Con su libertad personal, ¿cuanta libertad nos quito a la sociedad entera?; ¿ cuanto retroceso nos produjo?, ¿cuantos explotadores y clientes declararon ante los estrados judiciales luego "no sabia que era menor"?.  Las trampas del mundo jurídico siempre funcionan así. 

Nunca hubo en todas las personas de bien que trabajan en este tema,  esos supuestos del que el poder nos acusó.

Y ésta líneas las escribo porque en las últimas horas supe de que ese solo, de los tantos fallos bien fallados que existen en el sistema de justicia nacional, fue revocado por la Suprema Corte de Justicia. 

Y por ello, me gustaría poder transmitir la idea de lo sustancial, el convencimiento que vale la pena, el tiempo, el desgaste, el señalamiento, las vallas, la policía y la indignación, que vale el granito de arena de cada quien con ese objetivo que une a las personas cuya mujería y hombría de bien destacan el mundo que habitamos.

La Sentencia de la Suprema de Justicia no declara culpable a ese que encargaba gurisas para usar, lo que establece que existen en el caso elementos de convicción suficientes que ameritan iniciar un proceso penal en su contra. Cuando finalice ese proceso penal, se sabrá si es culpable o es inocente del delito cuya comisión se le imputa.

Lo relevante es que habrá un proceso penal en el cual habrá de definirse la responsabilidad. Una posibilidad que el fallo revocado había descartado, porque entendía que ni siquiera podía someterse a la persona a la iniciación de un procedimiento porque absurdamente sostuvo que él no sabía que ella era menor. 

Allá él con su proceso penal. Allá los jueces dictando sentencias que definen culpabilidades e inocencia.

Acá nosotras y nosotros haciendo lo que hay que hacer para transformar la realidad y mejorar los mundos pequeños que habitamos y habitarán los y las que vienen. Acá las organizaciones ejerciendo el control social sobre todos los poderes del Estado, guste o no guste a quienes detentan el poder.

Acá nosotras y nosotros buscando la manera de que exista un sistema de justicia nacional que se encuentre a la altura de estilo que requiere el desarrollo democrático de éste país. 

Un sistema de justicia nacional que garantice los derechos humanos, y no, que garantice la impunidad de quienes los violan.

 Queda mucho por deconstruir aún.





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