Un buen tipo, Juan Manuel Bóveda

"La mujer es como una mascota, como una perrita fiel, 
que debe cocinar y atender sólo al hombre"
Así lo manifestó el senador paraguayo Juan Manuel Bóveda.

En la próxima Asamblea de la Organización de Estados Americanos (OEA) que tendrá lugar del 3 al 5 de junio en Asunción se votará un resolución para que los países miembros condenen la discriminación por orientación sexual. Sin embargo, esta noticia no ha caído bien a los sectores más conservadores del Paraguay que creen que esta iniciativa representa un peligro para la familia.

En miras a la Asamblea de la OEA, los senadores del Paraguay han aprobado un proyecto que ha sido criticado por "anti-gay" que insta al Ejecutivo a "garantizar el derecho a la vida y protección de la familia". En ese sentido, Mirta Gusinky llamó al Ejecutivo y a la Cancillería a tener una "posición sólida en la asamblea  (de la OEA) y preservar la familia".

Sin embargo, las declaraciones más polémicas llegaron luego de que el también senador Carlos Filizzola invocara el artículo 46 de la Constitución paraguaya que señala que "no se admiten las discriminaciones" y alegara que la resolución de la OEA no se trata del aborto o la homosexualidad, sino de la discriminación por orientación sexual.

Ante esto, otros dos senadores pronunciaron frases que han sido calificadas como homofóbas y machistas.
Carlos Núñez Agüero dijo "no soy filósofo, pero soy macho. Y Dios creó al hombre y la mujer” y agregó en torno burlesco que "cuando vemos un travesti, hombre vestido de mujer, no sabemos dónde mete ese que sabemos".

Por su parte, el senador José Manuel Bóveda señaló que dos personas del mismo sexo no podían llevar una relación conyugal ya que -según él- los hombres y las mujeres tienen roles complementarios. “La mujer es como una mascota, como una perrita fiel, que debe cocinar y atender sólo al hombre”, argumentó.

Diversas agrupaciones y colectivos han mostrado su rechazo a las declaraciones de estos senadores. Al respecto, la ONG Somos Gay ha enfatizado que el “uso de la orientación sexual o identidad de género de las personas como insulto es una práctica que agrava aspectos violentos y autoritarios de nuestra sociedad, fruto de una cultura basada en preconceptos machistas. Cuando esta práctica proviene de autoridades públicas, de la relevancia de un Senador de la República, resultan aún más grave, al reforzar este tipo de paradigmas para el resto de la sociedad, en un espacio en el cual debe regir el respeto del Estado a los Derechos Humanos y la cultura republicana de igualdad y respeto, consagradas en nuestra Constitución Nacional”.

Por: Oscar Rosales/Redacción

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