No cuentes que el candombe también llora ...
Jorginho Gularte
Despedirte... ¿a quien se le ocurriría? o ¿cual sería el modo no inventado?. Creerán acaso que existe una forma de desaparecer las madrugadas, no oír la palabra, borrar la sonrisa amplia y multiplicada, la mirada repleta de nostalgia, ese corazón marcado por dolores...No hay modo. Te quedás. Vas a permanecer en la travesura, en cada mano rajada, en los gurises que se duerman con Ferminas maquillándose frente al espejo, cuando llegue el barullo al medio del solar, y con cada hombre de portafolio que se goce en las llamadas luego de dañar... Te quedás. Vas a permanecer en cada amante como la música que invade la noche y se danza con naturalidad . Seguramente el callejón a primera vista nos parezca vacío, pero pronto la clave nos traerá ese inolvidable milongón.
Despedirte... ¿a quien se le ocurriría?.
Despedirte... ¿a quien se le ocurriría?.
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