Al Pueblo la Verdad


Los restos hallados en marzo en el batallón 14 pertenecen a Ricardo Alfonso Blanco Valiente





´... nos queda la enorme satisfacción de haber caminado juntos, de haberlo conocido como un gran dirigente sindical, un notable padre de familia y un maravilloso ser humano... fue un compañero que entró por la puerta grande de la historia, con la grandeza y la humildad de todos sus actos´.






Ricardo Blanco fue un hombre al que AUTE ofreció espacios para sus ansias de justicia. Desapareció el 15 de enero de 1978. Fue Secretario de la Filial Soriano de AUTE e integrante del Congreso Nacional de Delegados.

Ingresó a la UTE en el año 1961 en la ciudad de Mercedes. Desde muy joven fue un hombre con convicciones políticas, llegando a ser por aquel entonces edil de la lista 15 en la Junta Departamental de Soriano. En la “huelga grande” de 1963 comenzó a participar activamente en la vida de AUTE Soriano, cuando varios dirigentes locales permanecían presos en la Cárcel Central de Mercedes. Una vez restablecida la calma y al ser elegida la Mesa Directiva de la Filial Soriano de AUTE, Ricardo ocupó el cargo de Secretario. Cuando, meses después, los estatutos de AUTE fueron reformados, y se estableció la participación directa de los trabajadores del interior al Congreso Nacional de Delegados, fue electo como Delegado por los trabajadores de Soriano.

A partir de 1963, compartimos con Ricardo las dos ternas que le correspondían al Departamento por el Sector de Usinas. A los compañeros del sector telefónico le correspondía otra terna -cuenta Piccone-. En ese período se comenzó a realizar actividades muy intensas en todo el Departamento de Soriano, las más recordadas de las cuales fueron la ocupación de la Lino Textil y la Curtiembre CUDOSA de la ciudad de Dolores. También fue “ocupada” la Villa de Soriano por 24 horas, hecho hasta ese momento inédito en la historia sindical del Uruguay. Se reclamaba al Ministerio de Educación y Cultura, presidido por Luis Hierro Gambardela, la contratación de un ómnibus que permitiera el traslado de 40 estudiantes al Liceo de Dolores. Al día siguiente de la insólita ocupación, en la que colaboró hasta la Policía, el Ministro recibía a una delegación y autorizaba la contratación del ómnibus. La actividad de Ricardo en esa instancia fue decisiva para la obtención de una gran conquista que hasta hoy, a más de 30 años, es recordada en la zona con cariño y admiración.

Luego vino el Congreso del Pueblo, la consolidación de la CNT, y siempre aportó esfuerzos en los diferentes puestos de lucha. Elaborábamos un boletín departamental y manteníamos una adición radial, cuatro días a la semana, que enfocaba no solo los problemas de AUTE sino también los problemas de todos los trabajadores. La audición, que era muy escuchada, se llamaba “La Agrupación UTE y el Pueblo”. Al llegar el 13 de junio de 1968, la llamada línea divisoria que separaba el viejo Uruguay, cuando fueron implantadas las Medidas Prontas de Seguridad en forma permanente por el gobierno de Pacheco Areco, los trabajadores de UTE y Bancarios fueron militarizados, mientras la situación se enrarecía día a día. Sin embargo las actividades sindicales se realizaban, pese a las grandes dificultades. Para viajar a Montevideo había que hacerlo de incógnito, pues el Cuartel no nos permitía salir de Mercedes. En ese marco viene el requerimiento de la Mesa Directiva y Ricardo asumió la dirección de la Filial Soriano. Fue en esas circunstancias que fue detenido: las incomunicaciones, la tortura, y al cabo de largos y penosos meses en los cuarteles de Mercedes y San José fue liberado.

Juntos -cuenta Piccone-, emprendimos una especie de autoexilio o aventura a Buenos Aires, en la Argentina de la vuelta de Perón. Después Ricardo regresaría al Uruguay y el 15 de enero de 1978 fue nuevamente detenido, en la esquina de la calle Cerro Largo y Piedra Alta, donde se había instalado con un puesto de verduras. Por averiguaciones realizadas al parecer fue visto por última vez en el centro de detención de La Tablada. Desde entonces integra la dolorosa nómina de "desaparecidos”, por quienes nuestra conciencia aún clama por justicia. A pesar de los dolorosos recuerdos, nos queda la enorme satisfacción de haber caminado juntos, de haberlo conocido como un gran dirigente sindical, un notable padre de familia y un maravilloso ser humano. Con Ricardo muchas veces coincidimos y muchas veces discrepamos, pero fue un compañero que entró por la puerta grande de la historia, con la grandeza y la humildad de todos sus actos”

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