De sueños y rebeldías

Por Dra. Marina Morelli Nuñez

Una marcha del movimiento de mujeres y feminista por las calles de Santiago de Chile, detrás de un gran pasacalle donde se lee la consiga "Unamos nuestros sueños y organicemos nuestra rebeldía".
Una foto que me hace pensar que la lucha para lograr efectivizar el pleno goce de los derechos humanos de las humanas parecería encontrarse estancada en demandas puntuales, que conducen al eterno proceso de políticas de reconocimiento de las diferencias, a veces disfrazadas de redistribución. Muestra de ello, son las similitudes entre la Declaración de la Mujer y la Ciudadana escrito por Olimpe de Gouges en 1791 y los planes de igualdad de derechos y oportunidades que inundan nuestra América Latina en este mileno. Históricamente y desde los ámbitos de poder se han apaciguado los reclamos generando cargos, discursos, leyes, planes y estructuras. Todo ello, enteramente funcional al sistema.
Hoy, el género como una categoría de análisis y la perspectiva de género como enfoque metodológico y de interpretación, se han convertido en formulas políticamente correctas y por ello -apropiación mediante- frecuentemente utilizadas en un mecanismo de legitimación de la negociación de lo innegociable. Provoca, además, que unas pocas expertas privilegiadas hablen por millones de mujeres que aun permanecen sin voz. Conduce al descreimiento generalizado en el valor que se le asigna a la vida de las mujeres en un continente en el que las peores atrocidades se suceden diariamente. Sirve para tachar de inconformista a la humana que se atreva a gritar que este sistema empeora nuestra condición de vida y manipula nuestros cuerpos.
Cuando ese sistema institucionaliza el género y pone en funcionamiento el mecanismo de cooptación de líderes, referentes y luchadoras, ya la cuestión se torna aun más peligrosa. Antigua estrategia de debilitamiento de un movimiento creador y transformador que culmina disciplinándose bajo la lógica del poder, y se sumerge en una especie de agradecimiento continuo por el llamado público, el plan, el convenio, la ley, el comedor, la policlínica, el exámen médico gratuito. La crítica y quien critica son descalificadas por la ausencia de cortesía al no reconocer las acciones ni la trayectoria de quienes las emprendieron.
La argentina María Elena Walsh cantó: "Primero invento pobres y enfermos, después regalo un hospital", y este sistema despliega su perversidad empobreciéndonos, marginándonos y enfermándonos, pero nos regala el comedor, el plan y el examen médico gratuito
Qué avance puede significar incluir la perspectiva de género en un modelo político, social y económico global que culpabiliza, empobrece, oprime, margina, asesina, invisiviliza, lapida, mutila y silencia a las mujeres.
Quizá sea el tiempo de otra mirada, para asumirnos insolentes, inquietas, críticas, autónomas, combativas y realmente transformadoras de un sistema que nos desprecia, aunque cambie de disfraz. Y para ello, ¿por qué no unir nuestros sueños y organizar nuestra rebeldía?

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